La Tradición Tailandesa de Budismo Theravada del Bosque


La comunidad

La tradición del bosque de Tailandia es una rama de la tradición del budismo Theravada. El budismo Theravada –también conocido como la Escuela del Budismo del Sur– está presente en Tailandia, Myanmar, Laos, Camboya y Sri Lanka. La tradición Theravada tiene sus cimientos en los discursos recogidos en el Canon Pali, las escrituras budistas más antiguas. Theravada significa literalmente el Camino de los Ancianos, y esta denominación se debe a  su estricta adhesión a las enseñanzas originales y a las reglas de la disciplina monástica establecidas por el Buda. 

La tradición budista Theravada en Tailandia se compone de muchos estilos y tipos de monasterios diferentes. La mayoría de las aldeas y ciudades de Tailandia tienen al menos un monasterio, que puede servir como lugar de ceremonia, de oración, de actividad cultural y de educación, o como centro médico. Los monasterios tailandeses se diferencian ampliamente entre sí y expresan una variedad de funciones y enfoques de la vida monástica que, según los distintos monasterios, pueden centrarse en: los cantos y las ceremonias; el estudio y las actividades escolásticas; la curación y las bendiciones; la práctica y la meditación, y también la magia y la superstición local. Además de variar en su enfoque de la vida monástica, los diferentes monasterios también varían ampliamente en la aplicación del código budista de la disciplina monástica –llamado vinaya– de manera más o menos estricta. 

La Tradición del Bosque de Tailandia es la rama del budismo Theravada que mantiene en este país estrictamente las reglas originales de la disciplina monástica establecidas por el Buda. La tradición del bosque es también la que más enfatiza la práctica meditativa y la realización de la iluminación como el foco de la vida monástica. Los monasterios de esta tradición se orientan principalmente a practicar el camino de la visión contemplativa del Buda, que incluye una vida de disciplina, renuncia y meditación, para realizar plenamente en uno mismo la verdad y la paz interior enseñadas por el Buda. Vivir una vida de austeridad permite a los monjes y monjas de esta tradición simplificar y perfeccionar la mente. Este perfeccionamiento les permite también explorar clara y directamente las causas fundamentales del sufrimiento dentro del propio corazón, y cultivar internamente el camino que conduce a librarse del sufrimiento y a la felicidad más elevada. Vivir frugalmente, con pocas posesiones, promueve la alegría de una vida sin cargas y les ayuda a dominar la codicia, el orgullo y otras impurezas de la mente. 

Los monásticos de esta tradición viven en interacción diaria y dependencia de la comunidad, en su sentido más amplio. Mientras que las comunidades de laicos proporcionan los apoyos materiales para su vida de renunciantes –tales como comida y ropa para túnicas– la comunidad monástica les sirve como recurso de inspiración y guía espiritual. La conducta de los monjes del bosque se rige por 227 reglas que incluyen el celibato, comer solo entre el amanecer y el mediodía y abstenerse de utilizar dinero. Participan de una práctica conocida como tudong, en la que deambulan a pie por los campos y bosques, ya sea en peregrinación o en busca de lugares de retiro solitarios en la naturaleza. Durante tales andanzas, los monjes duermen donde esté disponible y comen solo lo que ofrecen los laicos en el camino.

Traducido de https://forestsangha.org/about/history/this-community


Origen y características de la Tradición del Bosque

La Tradición del Bosque comenzó en la época del Buda y ha tenido muchos momentos de gloria y de decadencia a lo largo de su historia. De hecho, la Tradición del Bosque en cierto sentido antecede al mismo Buda, ya que era una práctica antigua habitual de los buscadores espirituales de la India abandonar la vida en las aldeas o pueblos para abrazar una vida errante en la selva o las montañas. El Buda mismo se unió a esta tradición cuando tenía veintinueve años, abandonando su vida de príncipe para iniciar la búsqueda del camino que lleva más allá del nacimiento, el envejecimiento, la enfermedad y la muerte.

El Buda nació en el bosque, se iluminó en el bosque, enseñó en el bosque y murió en el bosque. Muchos de sus grandes discípulos, como el Venerable Añña Kondañña y el Venerable Maha Kassapavivieron estrictamente en el bosque y mantuvieron un modo de vida de renuncia y austeridad. El Buda permitió a algunos monjes que vivían en el bosque, como estos dos mencionados, que pudiesen cultivar trece prácticas especiales, llamadas dhutanga, que imponían restricciones en lo que atañe a los hábitos que tenían, la comida o el lugar donde vivían. Estas prácticas especiales de renuncia, además de la práctica de vivir en la naturaleza, proporcionaron el trasfondo fundamental de la vida monástica del Bosque a lo largo de toda la historia del budismo Theravada.

Muchos de los discípulos del Buda eligieron vivir en áreas del bosque con densa vegetación porque su crudeza y peligrosidad proporcionaban un escenario excelente para el entrenamiento espiritual. Además de los tigres, serpientes y otros desafíos propios del vivir en la selva, también había simplicidad y belleza natural que permitía un entorno apropiado para poder llevar una vida de meditación y concentración agradable y alegre. Además, al vivir en el bosque, los monjes fueron capaces de establecer un ejemplo positivo para las generaciones futuras. La práctica de los primeros moradores del bosque era el ejemplo del camino a la liberación. Desde el tiempo del Buda y de sus primero/as discípulo/as, la disciplina de la orden monástica y la integridad de las enseñanzas del Buda han experimentado varios ciclos de crecimiento y declive. Durante estos ciclos, el ethos original de las enseñanzas de Buda ha sido preservado, tanto a través del ejemplo de estos primeros discípulos moradores del bosque como también mediante el esfuerzo de la vida monástica posterior por centrarse en la práctica de la meditación, la simplicidad y la renuncia.

El modo de práctica, las enseñanzas y los códigos de la orden monástica que el Buda expuso hace 2,500 años van en una dirección completamente opuesta a las preocupaciones mundanas tales como el éxito material, la riqueza, el poder, la fama, el placer y el estatus. La presencia de la orden monástica puede ser de gran ayuda para la sociedad, ya que proporciona una fuente de sabiduría, paz y claridad que trasciende esas preocupaciones mundanas. Al mismo tiempo, los intereses mundanos pueden entrar en la vida monástica y distorsionarla. Históricamente, uno de las maneras en que esto ha ocurrido fue con los monjes y monjas centrados en la meditación que llegaron a conseguir grandes resultados en su práctica, lo que les hizo famoso/as. En consecuencia, atrajeron a muchos peregrinos con regalos y ofrendas a sus monasterios. El mismo éxito y reputación de estos maestros trajeron riqueza, poder y fama a sus monasterios. Sin una aplicación constante, los códigos del mundo podrían entrar en la orden monástica, causando corrupción en sus instituciones. En momentos como estos, la práctica monástica que llevan a cabo maestros sabios preocupados por la vida espiritual, la disciplina y la meditación –en vez de estar obsesionados por el estatus o cargos institucionales– juega un papel crucial a la hora de revitalizar el ethos original de las enseñanzas del Buda.

Traducido de https://forestsangha.org/about/history/significance-of-the-forest-tradition


Llegando a nuestros días

Hacia mediados del siglo diecinueve, el budismo en Tailandia se encontraba en una situación degradada en general, con una disciplina monástica débil y con unas enseñanzas que se desviaban de los textos originales, y ponían poco énfasis en la meditación, al existir la creencia extendida de que los logros espirituales no eran ya posibles en los tiempos modernos. En medio de esta tradición en decadencia, algunos practicantes budistas con determinación volvieron otra vez a la simpleza de vivir en el bosque, a la disciplina moral y a la meditación, con la esperanza de seguir el camino que el Buda trazó para lograr la iluminación. De la determinación espiritual y los logros de estos practicantes del bosque surge la Tradición del Bosque en el noreste de Tailandia que llega hasta nuestros días. El Noreste de Tailandia es una de las áreas más apartadas y pobres del país, conocida tanto por lo yermo de sus tierras como por el singular buen humor de sus gentes; y más recientemente, por la sabiduría de sus maestros de meditación. 

El surgimiento de la tradición contemporánea del Bosque está asociado en gran medida con Ajahn Mun y su maestro, Ajahn Sao. Ambos fueron hijos de granjeros y campesinos del noreste de Tailandia. Ajahn Mun nació en 1870 en la provincia de Ubon cerca de la frontera con Laos y Camboya. Se entrenó con Ajahn Sao, practicando con vigor la meditación para después llevar una vida ascética errante y meditativa en la selva. Ajahn Mun se convirtió en un gran maestro y un ejemplo de una elevada conducta moral. Casi todos los maestros realizados y venerados de la Tailandia del siglo veinte fueron, o bien sus discípulos directos o bien influenciados por él. Ajahn Chah fue uno de estos grandes maestros que siguieron su ejemplo.

Traducido de https://forestsangha.org/about/history/present-day


La Tradición de Bosque viaja a Occidente

El estilo de enseñanza de Ajahn Chah así como su personalidad, tuvieron una capacidad fuera de lo común para llegar a gente de otras nacionalidades. Muchos extranjeros llegaron para aprender y entrenarse con Ajahn Chah. El primero de ellos fue un monje de origen americano, Ajahn Sumedho. En 1975 la gente del lugar invitó a un grupo de discípulos extranjeros de Ajahn Chah a comenzar un nuevo monasterio de la misma rama que el de Ajahn Chah, y no muy lejos de este. Ajahn Chah aceptó y estableció Wat Pah Nanachat (El Monasterio Internacional del Bosque) como centro internacional de entrenamiento monástico, cerca de la aldea de Bung Wai. A partir de aquel momento, Wat Pah Nanachat se convirtió en un monasterio del Bosque respetado y ha abierto otros centros monásticos de retiro, incluyendo algunos en bosques y montañas remotas. Junto con el monasterio principal y estos otros centros adicionales, Wat Pah Nanachat actualmente incluye bajo su paraguas unos cincuenta monjes que representan a veintitrés nacionalidades distintas.

En 1976 la English Sangha Trust invitó a Ajahn Sumedho a establecer un monasterio Theravada en Londres. Junto a un pequeño grupo de monjes, Ajahn Sumedho aceptó la petición y estableció el primer monasterio de la rama de Ajahn Chah fuera de Tailandia. Desde aquel momento, varios monasterios de la rama de Ajahn Chah se fundaron a lo largo y ancho de Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda, Suiza, Italia, Canadá, Estados Unidos y Portugal.

Este desarrollo ha incluido también el establecimiento de la comunidad de monjas (sīladharā). La primera residencia específicamente dedicada a las monjas fue establecida en 1980 como parte del monasterio de Chithurst, y la segunda en 1984 como parte de la comunidad de Amaravati.

Estos monasterios están dirigidos por muchos de los discípulos más antiguos de Ajahn Chah y están permitiendo que el ejemplo de la vida monástica en la tradición del Bosque se extienda hacia Occidente. Sirven de apoyo para la práctica simple y directa de las enseñanzas originales del Buda, tal y como se han preservado en la tradición durante 2.500 años, facilitando que el budismo pueda llegar a un público más general y adaptarse al mundo occidental.

Estos monasterios han sido fundados solo a petición de la comunidad laica y están sostenidos completamente por la generosidad de la misma. 

Traducido de https://forestsangha.org/about/history/forest-tradition-goes-west